por Sílvia Martin, Beauty editor at Magazine La Vanguardia
¿Te apuntas al nuevo cambio de la belleza? Ahora piensa más en verde, quiere respetar el planeta y tiene una consigna que incluye tres R: Reducir, Reutilizar y Reciclar. Es más sostenible, busca llegar al Zero Waste y además es bonita y acumula “me gustas” en las redes. ¿Aún no te decides?
El 22 de abril se celebra el Día de la Tierra y sobran argumentos para concienciarte, pero desde ya te decimos que la ola que busca en la naturaleza fórmulas que extraen toda la efectividad de plantas, frutos, flores y semillas sin dañar al ecosistema es imparable. Surféala mientras gritas: “¡Viva la conciencia ecológica!”. Porque a la piel también le sienta de lujo.
El lujo también se rellena
Tatúate (en la mente también vale) el mantra de la cosmética del 2021: Sostenibilidad. No hay presentación, email o conferencia internacional que no la incluya. Y ya no es solo cosa de marcas nicho –a mí me gusta más decir de autor–, que nacieron con clara vocación ecológica y un packaging modesto que no entraba precisamente por los ojos; ahora las primeras dan clases de diseño y todo el mundo se apunta a ella, incluidos los grandes gigantes de la industria y el lujo, y se establecen planes de futuro que apuntan que la belleza será sostenible o no será. Lo mismo pasa con los ingredientes de origen natural, que antes sólo citaban marcas que se presentaban como naturales o que lucían certificado eco, orgánico o bio (luego entramos a distinguirlas por si tienes dudas) y en los nuevos tiempos lo protagonizan todo, desde el cuidado de la piel hasta el pintalabios, pasando por las bases de maquillaje y las máscaras de pestaña. “El producto X tiene un 95% –la cifra suele oscilar del 95 al 98%– de ingredientes naturales”, subrayan.
Y el lujo rellena: ¿Ese frasco de perfume que te gustó casi tanto como su contenido? Marcas como Mugler, Armani y Guerlain, por citar algunas, tienen un mensaje alto y claro: “No los tires, rellénalos! Hay pintalabios de Dior, Guerlain y Carolina Herrera que ya se venden con recambio. La ingeniería de frascos, envases y packaging se ha puesto las pilas para rebajar al máximo la huella de carbono. Cada vez usan menos plástico y más reciclado. Lo mismo puede decirse del cartón. Hasta una crema de alta gama, como el Absolue de Lancôme, que se hace con el Premier Cru de rosas francesas, reutiliza el frasco y reivindica el enfoque eco en el diseño.
¿Por qué ahora?
¿Por qué de pronto la cosmética se ha vuelto más responsable con el entorno?
En parte porque se amolda al gusto de los millennials por todo lo que lleve la etiqueta “natural” , un concepto demasiado amplio y genérico para saber qué se está comprando en realidad. Han tomado conciencia del tipo de ingredientes que utilizamos para cuidar nuestra piel y también de la repercusión que los productos tienen en el medio ambiente. Hace un par de años a nadie se le ocurría que había que controlar las fórmulas de los protectores solares para no dañar a los corales y, en general, al ecosistema marino. Hoy es uno de sus argumentos de venta.
Mathilde Thomas, fundadora de Caudalie, una marca que puso de moda los polifenoles y otros ingredientes derivados de la uva y de la vid –la encontrarás en Perfumería Comas– me dio también una buena explicación. “Las generaciones más jóvenes lo quieren todo, que un producto sea superefectivo y tenga activos que marquen la diferencia, pero también que sea instagrameable, que su packaging sea reciclable y no genere desechos…La belleza ya no son sólo fórmulas, es lo natural, lo limpio, lo transparente, el respeto por la naturaleza, la ética y la sostenibilidad”, me dijo.
¿Sabes qué es la clean beauty?
Caudalie se define como una marca de clean beauty. A falta de una legislación y certificación estandar –sí la hay de cosmética natural con la norma europea ISO 16128 que recoge que un producto que se llame como tal ha de tener más del 95 % de ingredientes naturales – Mathilde tiene sus propia definición.
“Ha de ser limpia para la piel, para el planeta y no provocar irritación en las pieles más sensibles. Hace 20 años era muy difícil prescindir de las siliconas porque te aportaban suavidad, una textura fantástica y ayudaban a que penetrara mejor el producto; hoy las puedes reemplazar fácilmente con coco o extracto de azúcar, que ofrecen casi las mismas sensaciones”
Tiene una lista de ingredientes prohibidos para sus fórmulas de Caudalie que no para de crecer. Ya va por 65.
“No usamos parabenos, sulfatos, siliconas (no son biodegradables), microplásticos, PEGs u otros derivados del petróleo, ni nada que pueda causar alteraciones hormonales. Tampoco aceites minerales ni ingredientes de origen animal, salvo la cera de abeja y la miel”
Hasta el retinol, el activo antiedad derivado de la vitamina A favorito de los dermatólogos, tiene su alternativa verde (y vegana): el bakuchiol. Y por supuesto está de moda. ¿Otro activo que últimamente se cuela en muchas fórmulas y al que algunos llaman “el oro verde”? El cannabis. ¿Alucinas? Para nada. Aunque pertenece a la misma familia que la marihuana, la cannabis sativa, el cáñamo que se aplica a la belleza tiene un alto contenido en CBD, de propiedades antiinflamatorias y medicinales, y apenas rastro –menos del 0,2%– del Tetrahidrocannabinol (THC), el compuesto psicoactivo que hace que la marihuana afecte a la mente y “coloque”.
Eco, bio, orgánica, vegana…
Lo prometido es deuda así que, por si tienes dudas, vamos a aclarar conceptos.
Cosmética natural: El producto está formulado a base de ingredientes naturales, es decir, obtenido solo de plantas, animales, microorganismos o minerales.
Cosmética biológica, ecológica u orgánica: Este término está relacionado con la calidad
y el proceso de obtención de las materias primas. No solo asegura que los
ingredientes son naturales, también que se han obtenido utilizando los
recursos naturales de manera óptima, sostenible y equilibrada.
Cosmética Vegana: El producto no contiene ingredientes procedentes de animales ni
tampoco generados por ellos, como puede ser la miel o la cera de abejas.
Lo que garantizan los sellos
Hay muchos pero los que más se utilizan en España son Ecocert y Cosmos. Esto es lo que significan si los ves en un envase. El primero es francés y certifica 25.000 productos al año, para más de 1000 marcas en 80 países; el segundo agrupa los criterios de 5 grandes compañías certificadoras europeas, incluida la francesa. ¿Qué garantizan? Un producto certificado bio por Ecocert ha de tener al menos un 95 % de ingredientes naturales o de origen natural y el 95% de los ingredientes vegetales ha de proceder de agricultura ecológica. Un mínimo del 10 % del total de ingredientes también ha de proceder de este tipo de cultivo, que no utiliza herbicidas ni pesticidas sintéticos ni abonos químicos. Ecocert también comprueba la ausencia de transgénicos (GMO), parabenos o fenoxietanol (conservantes), nanopartículas, siliconas y perfumes, colorantes o tensiactivos sintéticos como el sodium lauril sulfate (SLS) y que el embalaje sea biodegradable o reciclable.
Para obtener la etiqueta de cosmético natural, menos exigente que el bio, se asegura de que un porcentaje mínimo del 50% de los ingredientes vegetales de la fórmula proceda de agricultura ecológica; igual que al menos el 5% de todos los ingredientes de la fórmula. Para simplificar: un ingrediente puede ser natural, como las distintas plantas, pero si se usan pesticidas para su cultivo o usa aditivos sintéticos, no es bio
El COSMOS (Cosmetic Organic Standard) es un sello de 5 compañías certificadoras de diferentes países que busca definir unos requisitos mínimos comunes y aunar las normas de certificación de los cosméticos ecológicos y naturales en un estándar compartido. Lo forman Ecocert (Francia), BDIH (Alemania), Cosmebio (Francia), ICEA (Italia) y Soil Association (Gran Bretaña) y es el primer paso para acabar con los distintos criterios que permite la normativa europea.
Gestos que puedes hacer en casa
Uno facilito, que no queremos agobiar. Olvídate de las toallitas desmaquillantes o de los discos de algodón de un solo uso. A lo tonto, utilizas más de 730 al año (más de 1000 a la que te descuidas). La alternativa son los discos reutilizables o las toallitas desmaquillantes que solo necesitan agua y hacen maravillas. Pregunta en Comas por la de Makeup Eraser. Con ella sí que alucinarás.
Algunas marcas
Hay muchas, cada día más, y la oferta no para de crecer. Muchas son francesas, que tienen pedigrí en esto de buscar activos en la naturaleza. Comparto algunas que me gustan. Joawaé, por ejemplo, con un laboratorio de investigación fitoactiva franco-coreana. Sus productos, desde geles de ducha a hidratantes y limpiadoras, contienen hasta un 99% de ingredientes de origen natural. Otra que me chifla: Alqvimia. Que hace maravillas con los aceites esenciales. Y lo de Puressentiel con los aceites esenciales 100% puros y naturales y la aromacología ya es magia. El espacio Niche de la perfumería Comas está muy bien surtido. Y un consejo: No salgas sin su gel antibacteriano con olor a lavanda. Un spray que higieniza, perfuma y mejora el ánimo.
Patyka, My Clarins (la línea más joven y vegana de Clarins, otra marca que siempre ha mirado a la naturaleza como fuentes de activos. Algunas más para tener en el radar Osmorovicza, Botijour, Erborian…. Te gustarán. Fíjate también en ediciones limitadas como la de Coco Capitán para Biotherm, una marca con programas específicos para velar por la salud de los océanos. La botella de su leche corporal ya está hecha con el 100% de pástico reciclado.
Y para el pelo…
Para llevar la conciencia por la belleza sostenible a la cabeza solo has de pasarte por la peluquería de Comas. Los productos de Aveda son toda una referencia (y tienen un aroma fantástico, igual que los de la firma astraliana Kevin Murphy). Al lado están los productos capilares de Végétalement, una delicia que te traslada a la Provenza de la mano de sus aceites esenciales. Usarlos es amarlos.
Deja una respuesta